Eficiente aplicación de Protocolo de Montreal permite restaurar la capa de ozono y frenar el cambio climático

El Protocolo de Montreal es un acuerdo internacional para proteger la capa de ozono y fue firmado el 16 de septiembre de 1987 por 46 países, entrando en vigor el 1 de enero de 1989. Establece la eliminación progresiva de las sustancias agotadoras de la capa de ozono (SAO), que se usaban en productos como refrigeradores, acondicionadores de aire, extintores y aerosoles. Se trata del primer acuerdo ambiental que cuenta con el apoyo de todos los países del mundo.

Si bien el Protocolo de Montreal se introdujo para salvaguardar el ozono estratosférico, tiene el beneficio colateral de frenar el cambio climático porque muchas Sustancias Agotadoras de Ozono de larga vida son potentes gases de efecto invernadero, con un alto Potencial de Calentamiento Global (PCG). A medida que se eliminan gradualmente, se mitiga su impacto tanto en la Capa de Ozono como en el Cambio Climático mundial

Las concentraciones de hidroclorofluorocarbonos (HCFC) en la atmósfera son pequeñas, medidas en partes por billón, y su contribución al calentamiento alcanzó un máximo de aproximadamente el 1% del calentamiento de la suma de todos los gases de efecto invernadero de larga vida y el 2,8% del calentamiento del CO2. Una vez que los HCFC se filtran a la atmósfera, son mucho más eficientes que una cantidad igual de CO2 para atrapar el calor en la atmósfera de la Tierra que, de otro modo, escaparía al espacio.

En septiembre de 2007, las Partes en el Protocolo de Montreal decidieron acelerar su calendario para eliminar la producción de HCFC para su uso en aplicaciones que representan la mayor parte de las emisiones a la atmósfera. Los países desarrollados los eliminaron por completo para 2020. Los países en desarrollo acordaron iniciar su proceso de eliminación gradual en 2013 y con el objetivo de eliminar completamente los HCFC para 2030.

Isaac Vimont, científico investigador de GML, coautor de un estudio realizado por NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica) de Estados Unidos, dijo que era gratificante ver la eficacia continua del Protocolo de Montreal y sus enmiendas. En efecto, el estudio en el que participó Vimont midió cómo la disminución en el uso de una clase de productos químicos industriales, responsables de agotar la capa de ozono, estaba demostrando un freno en el daño atmosférico.

“Este estudio subraya la necesidad crítica de mantener un monitoreo global a largo plazo de las sustancias que agotan la capa de ozono y los gases de efecto invernadero, para que podamos continuar evaluando el progreso que estamos haciendo hacia la reparación del daño que se ha hecho a nuestra atmósfera y clima”, concluyó Vimont.

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